Te he olvidado, disculpa la sinceridad, pero en verdad te he olvidado. Te has convertido en una aventura nueva cada día de mi vida, ayer eras un torbellino inmaduro de aristas furtivas, hoy eres una gaviota solitaria que ronda mis playas olvidadas, mañana quizá un niño que tirita de lánguida tristeza, después no sé... solo sé que te he olvidado, algo así como como la hoguera olvida los primeros leños entre la ceniza, algo así como cuándo olvido el corazón en el pecho latiendo sin que le escuche.

Te he olvidado, quizá porque creo que eso de recordarte se convirtió en un apego insubstancial de miedo humano a la soledad. Te he olvidado de una manera saludable que vivifica mi curiosidad de encontrarte eternamente en mis manos adoloridas, soy un navegante que rompe sus cartas de navegación para recorrer una y otra vez tus brazos, adivinarte en cada susurro de tu alma, encallar en algún mágico beso.

Te he olvidado para que me sorprendas envejecido y desnudo cantando en julio bajo la luna llena. Te he olvidado sin medida ni remedio para aprovechar cada segundo perdido en tu pecho.

Te espero en cada inhalación para conocer nuevas historias de tus ojos anochecidos. Gritaré tan fuerte como pueda cuando te encuentre despierta a mi lado por las mañanas, vaciaré los pulmones de pura alegría mientras mis ojos humedecidos y casi ciegos descuenten las horas para partir.

Te olvido consciente, tan solo por olvidar tus cabellos libres al viento, como mi alma que ya vislumbra la libertad más allá de esta piel torpe y prejuiciosa, te olvido caminando por las callejas donde no sé ya qué pasó, te olvido en una pícara sonrisa escondida debajo de mis desvergonzadas aventuras.

Ya por el final, cuando la vida me cobre todas las deudas que nunca quise pagar y que habré olvidado, te arrancaré la imagen alegré de tu rostro, mis manos arrugadas tocarán una sonrisa aprisionada en un segundo esquivo, y recordaré tu vida junta a la mía en capítulos interminables. Y no te molestes cuando en otra vida te busque enardecido para recordarte de instante en instante. No te escapes cuando te pida que cuides y corrijas mis pasos.

Gracias por quitarme la memoria, gracias por devolvérmela.